CRONICARIO
CULTURAL TIMOTENSE
399
AÑOS DE LA FUNDACION DE TIMOTES
Y
DIA DE SANTA LUCIA
Por:
Jesús María “Chuma” Espinoza Marín
Nuestro gentilicio
timotense, está de plácemes por dos motivos fundamentales: la
histórica Fundación de la Ciudad de Timotes y la Exhaltación del
Culto a Santa Lucía, Mártir de Siracusa, por lo que con
responsabilidad y sentido histórico, entregamos esta nota histórica
para deleite y conocimiento de todos en el marco del 399 Aniversario
de tan histórica fundación.
Comenzamos
señalando que establecidos los Timotes en el valle de MUCURUJUN y
sus dominios inmediatos, resulta interesante describir sus
principales aspectos culturales para establecer la relación
histórica:
En
el frondoso Valle de Los Timotes, estaba el sitio antiguo de
Mucurujún, paraje que sirvió de asiento a las principales
parcialidades o familias de estirpe Timotes. Figuraron entre los
ocupantes iniciales del Valle, las parcialidades de Mucuxamán y los
propiamente dichos Timotes, descendientes de Stimots y Xamán.
Además, Mucurujún simbolizó un importante centro socio-cultural
para otras parcialidades vecinas como: Quindorá, Chiquimpú,
Mucuguá, Mucumbás, Chijós, Muarcé o Mucusé, Chicuá, Mucuyupú y
otras pequeñas agrupaciones dispersas en las montañas andino
timotenses que reunidas conformaron la gran familia de los Timotíes.
A pesar de la variedad en los nombres de cada agrupación, todos
hablaban la lengua Timotes.
Aquí
en este Valle prodigioso, al cobijo de páramos y montañas, en esta
tierra de nevadas y vientos fríos, vivieron más de quinientos
naturales (500 contados para el período de contacto). La base
económica de estos grupos culturales fue la agricultura. Su
alimentación se basó en el cultivo de algunas variedades agrícolas
y en la recolección ocasional de tubérculos (papas) silvestres. Fue
el maíz su alimento básico, utilizado en la elaboración de arepas
y chicha (bebida), principalmente. Fueron productos complementarios
para su dieta: yuca, apio, papa y zapayo. Su alimentación contó con
el consumo, en pequeñas cantidades, de carnes de animales, como:
lapas y venados; y aves como: pavas, tórtolas y otras. Además,
utilizaban el fique y el algodón. En el trabajo agrícola se
destacaron por la construcción de andenes o catafós. De la misma
manera construyeron Acequias para llevar agua desde lejanas nacientes
hasta los sembradíos. También construyeron depósitos o silos
subterráneos destinados al almacenamiento de productos agrícolas
sobrantes, por lo general: maíz o papa. Estos fueron construidos en
diversas formas, y semejaban cuevas en lo más alto de las montañas.
Nuestros
antiguos pobladores, en el aspecto religioso fueron politeístas:
adoraban varios Dioses. Rendíanle culto al Dios Arco y Arca, a
quienes consideraban los Padres fundadores de la Civilización
Indígena. Igualmente adoraban: montañas, ríos, lagunas y
picachos, así como al sol a quien nombraban Zuhé, a la luna a quien
llamaban la pálida Chía y a las estrellas. Además de venerar
figurillas de arcilla o barro cocido, idolillos de piedra labrada, de
distintos tamaños y formas que representaban a humanos, animales y
seres extraños. Creían en un Ser Supremo nombrado Ches y tenían
sus propios sacerdotes conocidos como Piaches o Mohanes, quienes en
solemnes rituales se comunicaban con sus Dioses y transmitían a su
pueblo diversidad de situaciones y hasta algunas predicciones.
Aquí
vivían, dispersos en jurisdicción del Timotes actual, exhibiendo
sus vergüenzas algunos, otros cubriendo sus cuerpos con
rudimentarias mantas de algodón que confeccionaban para su
protección. Los bohíos sus residencias, eran construidos con caña
brava o carruzo armado y sujetada curiosamente por bejucos, cubiertos
con barro mezclado con paja, y un techo abundante de pajas
silvestres, para evitar las inclemencias del sol, la lluvia y el
viento. Dichos bohíos divisábanse dispersos en el majestuoso Valle
del Motatán y sus alrededores prodigiosos. Cada parcialidad Timotes
tenía su propio jefe, por lo general, el más anciano del grupo
familiar o el más destacado entre los guerreros. Durante años, con
esa particular forma de vida, dominaron los parajes adyacentes del
Valle de Timotes, incluyendo el propio sitio de Mucurujun. Yacen sus
Huellas dispersas y escondidas en estas tierras prodigiosas.
SANTA
LUCIA DEL MUCURUJUN
La
Iglesia de Santa Lucía en el Valle de Los Timotes, es tan
antigua como la vida misma del poblado. Las primeras incursiones
de los Religiosos Europeos o Misioneros datan, según registros
históricos, del año 1.600 y correspondió aquella labor
evangelizadora a los Presbíteros Curas Doctrineros: Gabriel López,
Fabián García de La Parra y Diego de Trejo Cordero, quienes al
correr del tiempo emprendieron la construcción de una pequeña
Capilla de Paja bajo la advocación de Santa Lucía, justo en el
centro del Valle de los Timotes. Estos Misiones introdujeron el culto
a la Santa Mártir Santa Lucía, ya que trajeron una imagen en
retablo, la cual marcó el inicio de la devoción y culto mariano a
Santa Lucía. Dicha capillita a la postre se convirtió en la
génesis del templo de Santa Lucía, gracias a las diversas
diligencias y trabajos de varios religiosos que tuvieron a su cargo
la nueva parroquia.
Es
así como podemos establecer la relación histórica que implicó la
evolución de Capilla de Paja a Basílica Menor de Santa Lucía.
Veamos los datos históricos: allá por el año 1.619, se concretó
la Visita del Licenciado Alonso Vásquez de Cisneros, Real
Funcionario Español, quien ordenó levantar sobre la capilla inicial
“Una capilla con paredes de tierra pisada y techo de paja”, a
construirse precisamente en el sitio mas céntrico del Valle de
Mucurujún. Esto con el propósito exclusivo de intentar la reunión
de los naturales Timotes para continuar con el proceso
evangelizador de las principales familias indígenas dispersas en
los sitios cercanos de Mucumbás, Muarcé, Mucuxamán, Chicuá,
Mucuyupú, Quindorá, Chiquimpú, Chijós, Mucuguá y otras.
Al
transcurrir de los años, la histórica capilla comenzó a
experimentar una serie de transformaciones que la mostraron, en
diversas épocas, como un gran centro espiritual de renombre en
jurisdicción del Timotes legendario. Es así como a finales del
período independentista figuró como “iglesia con pequeña torre
en lo que fue la Villa de Timotes”. Dicha torre de pequeña altura
se levantaba a la margen izquierda del sagrado recinto, justamente
frente a la histórica Plaza Mayor”. Los Gobiernos republicanos,
instalados desde el año 1.830, concedieron ciertas ayudas al
gobierno parroquial timotense con el objeto de mejorar
significativamente las instalaciones de dicha iglesia.
En
el año 1619, se llevó a efecto la Primera Visita Real a cargo del
Licenciado Alonso Vásquez de Cisneros, del Consejo de su Majestad,
Oidor de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada, Visitador
General de las Provincias de Mérida, Pamplona y Tunja, cuya
finalidad exclusiva era velar por la administración eficaz de los
representantes Reales, inspeccionar y establecer las condiciones de
vida de la población aborigen y fijar el tipo de tributo a los
naturales, todo ello gracias a las visitas particulares hechas y de
acuerdo a las informaciones secretas, mejor conocidas como Pesquisas
Secretas, escuchadas con atención por el Visitador. Fue así como
Alonso Vásquez de Cisneros, se estableció en La Mesa de las
Mucuguá, Encomienda de Lorenzo Cerrada, consiguiendo que las
parcialidades Timotes permanecían “dispersas en sus sitios
originales, sin organización efectiva, ni doctrina continua”, por
lo cual el día 11 de septiembre de 1619, dictó en La Mesa de
Mucuguá, el AUTO de población y resguardo de Timotes.
El
Licenciado Alonso Vásquez de Cisneros, reiteramos que dictó el AUTO
de Población desde la Mesa de los Mucuguá (actual Mesa Cerrada),
ordenando la formación del poblado en el sitio de Mucurujún,
contrario a como lo afirman algunas personas que confunden dicha
apreciación alegando que Timotes fue primeramente fundado en Mesa
Cerrada.
Para
darle cumplimiento al AUTO de población, Alonso Vásquez de Cisneros
encargó al Juez Corregidor de Naturales Francisco Camelo (sic),
quien en su condición de civil y no religioso, llevaría a cabo el
cumplimiento del AUTO de Población en un lapso de treinta días.
Aunque Francisco Camelo, después de vencer algunas dificultades,
llevó a cabo la formación del pueblo, al estilo español, en un
lapso de noventa días, reuniendo en el sitio antiguo de Mucurujún,
en las propias orillas del Río Motatán, en fecha 13 de diciembre de
1619, las agrupaciones de aborígenes Quindorá, Mucuxamán,
Chiquimpú, Mucuguá, Mucumbás y Timotes, bajo el nombre: Pueblo de
Indios de Mucurujún en el Valle de los Timotes. La población
aborigen reunida, en total, sumó algo más de quinientas almas entre
grandes y pequeños. Formábase el legendario pueblo de indios y
comenzaron a llevarse los primeros libros eclesiásticos a encargo
del presbítero Licenciado Fabián García de La Parra, nacido en
España entre 1581 y 1583, designado Cura doctrinero del Valle de
Timotes, Cura de Chachopo y Timotes, igualmente descendiente del
conquistador Gonzalo García de La Parra. De hecho existen
informaciones donde se precisa que el Primer Libro de Bautismo o
baptismo como ellos mismos le denominaban, comenzó a llevarse el 02
de agosto de 1615, y estaba firmado por el Padre Fabián García de
la Parra y fue cerrado el 14 de agosto de 1655.
Desde
ese momento se habla de “Fundación de Timotes”, aunque nosotros
utilizamos los términos Formación del pueblo al estilo español.
Así el nuevo pueblo concebido por los españoles, se va
estructurando sucesivamente: se construyó la nueva capilla, se trazo
el cuadrado de la Plaza Pública, casas y demás edificaciones, se
consolidaron los barrios de aborígenes, se construyeron puentes de
madera sobre el Río Motatán y algunas quebradas para garantizar el
desplazamiento a las antiguas labranzas y asentamientos indígenas.
Igualmente se llevó a cabo la demarcación de los Resguardos
Indígenas o tierras útiles para los naturales Timotes. Se
implementaron nuevos cultivos, iniciándose la construcción de
Molinos, en fin, comenzó una nueva vida para nuestros grupos
Timotes, infiltrándose a su vez infinidad de señales culturales que
aún hablan de la existencia de la estirpe Timotíe.
A
partir de 1619, es inminente la consolidación del nuevo sistema de
vida en el Valle de los Timotes. Hasta la propia población aborigen
fue desapareciendo, por lo cual destacamos que de los 510 naturales
que consiguió Alonso Vásquez de Cisneros en la visita realizada,
entre 1619-1620, al correr de los años bajó a 207 naturales, según
patrones levantados durante la Visita Real de Don Diego de Baños y
Sotomayor en 1657, y aún más: para 1761, el Dr. Basilio Vicente de
Oviedo informa la existencia de tan solo 150 naturales Timotes, en el
Curato del mismo nombre. (15) Por lo cual, finalmente se deduce la
desaparición casi total, a posteriori, de la estirpe Timotíe,
aunque muchos andinos mantiene rasgos físicos que delatan
orgullosamente su descendencia aborigen Timotes.
Por
estas razones, es interesante destacar tanto la histórica Fundación
de Timotes como la exhaltación del culto a Santa Lucía entre los
naturales timotes, de lo cual existe las palabras pronunciadas por el
Misionero Fabían García de la Parra, en lengua indígena, y que se
convirtieron en históricas por su contenmido, veamos: “El Señor
quiere reunirlos en un pueblo, asentados como están los españoles
para que vivan en cristiana paz y sean doctrinados, para que no
anden sueltos y derramados en montes ni partes ocultas donde tengan
ocasión de idolatrar y usar otros vicios no cristianos, esto para
que mejor puedan asimilar la doctrina de Jesús y sean curados de sus
enfermedades y favosrescidos por el Cura doctrinero en vida y al
tiempo de su muerte con el consueñlo espiritual y admin istración
de los santos sacramentos que es lo que mas importa para vuestra
salvación y para que todo esto se consiga conviene que todos los
yndios estén reunidos y agregados, bajo la protección de la
Santísima Virgen: Santa Lucía, para que sean iglesia de Cristo. La
palabra de Dios debe llegar con toda comodidad, alivio y sin molestia
a yndios e yndias viejos e impedidos y a las cristuras e yndias
preñadas, quienes no han venido desde sus sitios de origen a la
doctrina por no poder atravesar quebradas o por impedimentos de
salud”
Misionero
Fabían García de la Parra, palabras dirigidas a los Indígenas
Timotes, pronunciadas en lengua Timotes, un 13 de diciembre de 1619.
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