7.-
CONVERSACIONES ENTRE TIMOTEROS
ABASTO
LOS TIMOTIES, ESQUINAS DE TIMOTES
Y LA
ANÉCDOTA DE “PENDEJO NIÑO
Por: JESUS MARIA “CHUMA”
ESPINOZA MARIN
ABASTOS LOS TIMOTIES
ABASTOS LOS TIMOTIES
Continuando con nuestra crónica
denominada “Conversaciones ENTRE Timoteros”, vale la pena
destacar, lo que significó el conocido y emblemático Abasto “Los
Timotíes”, de don Pedro Agustín Ocanto, en aquel Timotes
laborioso del siglo pasado, y lo vamos a enfocar de la manera
siguiente para deleite y conocimiento de todos, quienes acompañen
con la lectura esta propuesta. Iniciamos destacando lo que opinan,
nuestros paisanos, a través de las redes sociales porque,
nuevamente, nuestro amigo Geógrafo Jesús Oraides Franco, en su
celebrada cuenta de facebook titulada “Timotes del Recuerdo y
del Presente”, nos entregó: una gráfica del Timotes de la
década del 70 (publicada 13 de septiembre de 2015), comentando que:
“Allí vendía queso criollo y cuajadas, así como carne traida de
Escuque. Noten que no faltaba un "palito" de Etiqueta Negra
pa´ los clientes. Era Don Pedro Agustín Ocanto, dueño y señor de
“Abastos Los Timotíes”, en la misma esquina donde permaneció
por años. En esta ocasión está acompañado de su hermano Antonio
(Cabezón, de cariño) ... Los que recuerden este negocio, antes de
ser de las dimensiones como le conocimos, pues que eche(n) el cuento
o ... los cuentos...”
De inmediato, plasmó su frase,
Carlos Pérez, señalando: “Don Pedro, Dios lo tenga en la gloria”.
Gabril Rivas, se unió escribiéndo: “Don Pedro Ocanto nos regalaba
helados cada vez que mi padre hacia las compras”. Le siguió, Leida
Araujo, afirmando: “Siempre nos daba la ñapa... Q.E.P.D.”
Mientras María Antonieta Villarreal Rodríguez, también opina,
estableciéndo oraciones valiosas: “Un gran señor, grande la
nobleza de su corazón. Uno de los tantos valores fué el respeto
hacia todos.” Elio Franco, paisano y siempre atento a la dinámica
de las redes sociales, señala emocionado: “Entre Don Pedro y mi
papá (tu abuelo Guillermo, en alusión a Jesús Franco) existió una
gran amistad y antes de estar el negocio donde funcionó
ultimamente, estuvo en la esquina donde comenzó a funcionar el Banco
de Fomento Regional Los Andes. (al lado de arriba) allí ibamos mi
papá y yo a comprar lo necesario creo que para la semana y el
tradicional "tanganazo" que le otorgaba Don Pedro a él
como cliente, no se de qué era el trago”. No hay duda que Elio
rememora los finales de los años cincuenta del siglo pasado y en
cuanto al “tanganazo” era uno de los tantos calificativos para
disimular el brindis de un trago de licor. También, el amigo Nerio
Vergara, profesional timotense, descendiente de Don Misael Vergara y
Doña Justina Ocanto de Vergara, plasma su opinión con respeto y
convicción absoluta, en los siguientes términos: “Mi Tio Pedro,
fue en vida un hombre trabajador, responsable, servicial, una
excelente persona, y para nosotros sus familiares constituye un
ejemplo a seguir. Prueba de ello son los testimonios mencionados en
los parrafos anteriores. Para mi familia es un honor y una
satisfacción que mi Tio Pedro sea parte de nosotros, honor y gloria
para quien lo merece. Dios lo tenga en la gloria, Amen.” Mireya
Quintero, imaginaos que suspira, recuerda y escribe: “Qué
recuerdos!”. Alcira Briceño también afirma: “Lo conocì, que en
paz descanse”. Vuelve Mireya Quintero, reafrmando: “Como no
recordarlos! Qué tiempos!” Carlos Pérez, de nuevo plasma su
recuerdo: “Este negocio originalmente quedaba en la esquina, donde
está, en este momento, una tienda de artículos musicales. Luego
pasó a la esquina frente a la Posada Doña “Emilia cuando Don
Pedro construyó su negocio.” Helena González, detallándo la
fotografía a colores y estableciéndo comparaciones afirma: “El
señor Pedro igual a Fernando” en clara referencia a su
descendiente Fernando Ocanto Márquina. Y Clarisa Alviani remata
escribiéndo: “Yo lo conoci”. En lo que coincidimos muchos
hombres y mujeres, para la época adultos unos adolescentes y niños
otros, que detallamos la figura imponente y con mucho de carácter
amable, apacible y gentil del mencionado comerciante que nombramos,
sin ningún tipo de complejo: Pedrocanto.
Sin duda, que ya podemos hacernos
una idea imaginaria de los hechos donde Pedro Agustín Ocanto,
despuntaba como comerciante próspero y talentoso, honesto y
disciplinado que al decir de su hija Alba Josefina Ocanto de Rivas,
docente jubilada, quien nos comentó intimidades de su padre,
agregando: “se inició como tal, en el año 1946, cuando ya contaba
con 18 años, con una pulpería ubicada en la propia Avenida Bolívar,
donde funcionó Banfoandes, más tarde Cadela y hoy una venta de
repuestos, allí vendía de todo, al detal: harina de trigo, azúcar,
arroz, panela, pan, café, kerosene, maíz y otros artículos”.
Representó este esfuerzo, el inicio triunfal de su obra al servicio
de la gente. Veamos que otros testimonios agregan los timoteros
protagonistas de esa época, quienen evocan en cada frase los
momentos interesantes de nuestro pasado local.
Regal Ocanto, timotero insigne,
desde su sitio de residencia, escribió: “El primer negocio de
Pedro Agustin Ocanto estaba frente a la pulperia del señor Viviano
Franco, en la parte de arriba de donde despues hizo el supermercado.
Esa bodeguita estaba exactamente en el local de las Niñas Las
Uzcategui, madres de crianza de Ramon "Pinocho" el padre de
Mayela (Quintero). En toda la entrada tenia el pipote del gas
(kerosene) donde uno mismo se despachaba la garrafa que costaba un
real. Pedro Agustin, una vez al año cerraba su negocio por unos tres
dias porque estaba haciendo inventario (lo hacia casi siempre con su
hermano el cabezon) y, una vez verificados los resultados (la
ganancia del negocio) se echaba sus tragos y comenzaba a hacer
visitas a la gente de su confianza y estima, entre ellas, a mi
familia en la (Avenida) Guaicaipuro”. Elio Franco, le expresa desde
Valera: “Esa si, si es la verdadera historia de Don Pedro y su
negocio, primo”. Justo aparece la palabra sabia y conocedora de
detalles existenciales del buen amigo Ramón “Curita” Ramírez,
siempre presente, en los siguientes términos y para deleite de los
seguidores: “Allí en Abastos Los Timotíes, durante muchos años
yo, llevaba para la consignación y venta, todos los días, de lunes
a domingo, CUARENTA AREPAS DE MAIZ CHIQUITO, si, cuarenta, a locha
cada una; en la tarde iba a buscar el producto de la venta, que
deberían ser Cinco Bolívares, pero la comisión, justa e irrisoria,
era del diez por ciento, en consecuencia se me entregaba Cuatro
Bolívares con un real... Y efectivamente, (ese negocio) estaba en la
esquina de la casa de la Niña Débora y la Niña Esther (ambas
Uzcátegui), quienes criaron a Don Libio Ramón Quintero, esposo de
Doña Ada Acosta de Quintero. El Abasto era el mas surtido que
existía en Timotes y el mas aseado y ordenado también,
posteriormente, se mudó para el frente del negocio de Don Tello, y
diagonal a la casa de Don Leonidas Simancas, tenía clientes muy
particulares: Don Román Riacho, (del Potrerito), quien todas las
tardes junto con el señor Ventura se tomaban una (botella) de
Brandy, también acudían Don Ivan Golob, Joaquin (Dorlach, el
alemán) el de Mijará, allí encontrabas: manzanas, peras, jamón
serrano, variedades de encurtidos importados, licores de todas las
marcas, y el primer dependiente fue Alí Rivas”. Así, Jesús
Franco, siempre atento a los comentarios de su cuenta, agrega con
conocimiento de causa: “Atendiendo a tu comentario Ramón, recuerdo
que las cuentas de las arepas se llevaban en el reverso del plato en
el que el Sr., anotaba la cantidad de arepas que llevaban en la
mañana de cada día para luego hacer una sola cuenta”. Regresando
con su detallado comentario Ramón “Curita” Ramírez, quien
afirma: “Jesús, Dios cuide y bendiga tu memoria, muy cierto, en el
dorso del plato, (por cierto de peltre), Y CON LÁPIZ DE GRAFITO, o
bien el senor Pedro Ocanto, o bien “Toño el Cabezón”, que, así
se le conocia, apuntaban la cantidad de arepas, por cierto, LAS DE
CHEPA, SIEMPRE ERAN CUARENTA, después venían las de Isabel
Zulbarán, luego las de Sinforosa (Ramírez de Briceño), la mamá de
Toquina, después las de la señora Mery, la esposa de Celedonio,
también las de Veneda (Villarreal), la mamá de Aquiles (Quiliche),
Oswaldo, Cecilia, Enrique (El Negro Enrique), Curupo, e hija de
Filomenita. Tampoco se me olvida que la esposa de Froilán Alarcón,
madre de Patrocinio, también hacía arepas y se expendian en Abastos
Los Timotíes, por cierto que llamaba la atención, puesto que fue el
primer aviso de NEON, que se instaló en Timotes”. Con acierto en
las informaciones que me entregara, con deferencia, Alba Ocanto, se
precisa: “Para el año 1959, compró la casa que funcionaba como
pensión, a la señora Faustina Arellano de Ramírez en la misma
Avenida Bolívar. Con esfuerzo, continuó trabajando para convertir
la pulpería en un abasto que le colocó como nombre Abasto Los
Timotíes, donde colocó un aviso de luces”. Que cómo bien
recuerda Ramón “Curita” Ramírez, representaba el primer local
comercial o negocio que instalaba un aviso de tal magnitud,
entiéndase de neón, donde sobresalían los colores verde, rojo,y
azul como muy bien lo recuerdo, por tal motivo, se dice que al
momento del pago de impuestos a la municipalidad pues no estaba
contemplado qué monto de impuesto cobrarle a ese tipo de publicidad
comercial, por lo cual se planteó la necesidad de modificar la
Ordenanza Municipal de actividades comerciales y adaptarse a los
nuevos tiempos, justo en aquella época de los años sesenta.
A estas alturas de la crónica,
vuelve Jesús Franco, con lo siguiente: “Lo que no recuerdo, ya que
me haces retroceder con un amor increíble, si las arepas de la Sra.
Asunta se expendían sólo en la bodega de Don Pedro Nolasco (Rivas),
que dicho sea de paso, vendía una crema de leche que tenía en una
olla de dimensiones gigantescas para mi edad en ese entonces ...
Dios, qué tiempos”. Y aparece Iván Rivera, afirmándo: “Antonio
Vasquez, “Tuntun” trabajó primero que Ali Rivas con Pedro
Ocanto.” Ramón “Curita” Ramírez, con autoridad escribe:
“Ivan, en esta ocasión te llevo la contraria, pero de verdad no SE
NI RECUERDO QUIEN ERA ANTONIO VÁSQUEZ, y creo que tengo unos años
más que tu, a todo evento, leemos aclaratorias.” Rematándo: “Me
estoy refiriendo entre los años 1950 hasta 1966.” A lo que Alice
Parra, responde: “como me encanta leèr tantas historias que tienen
para contar que linda la historia de los personajes de mi lindo
pueblo”. Luego aparece, José Filadelfo Araujo, dejando sus
palabras: “Don Pedro Ocanto, casi nada, el mejor Abasto de Timotes,
Casado con Sofia Marquina, nuestra querida Prima Hermana, de trato
sincero, buen ser humano. Que Dios lo tenga en la Gloria, nuestros
mejores recuerdos, con mi familia, lugar preferido, entrabamos a la
casa por el negocio, siempre nos recibía con agrado, Compadres de
mis Padres, Leopoldo y Carlina”. Vuelve, Iván Rivera, con su
pregunta a Ramón “Curita” Ramírez: “Ramón te recuerdas de
“Tuntun” trabajó con Pedro Canto”. Aunque ya Ramón había
respondido, la inquietud de Iván Rivera gravita en nuestros
recuerdos buscando clarificarse.
Sin ninguna duda, coincidimos con
nuestra colega Alba Ocanto, en sus descripciones sobre el emblemático
negocio de su padre, del cual continúa diciéndo: “Fue el primer
abasto en el pueblo, donde siguió vendiendo víveres y pudo tener
licencia de licores para vender bebidas alcohólicas. Luego obtuvo el
permiso de sanidad para vender carne, charcutería y también vendía
quincallería. Hizo de la pulpería un gran abasto donde concurría
mucha gente. Fue un gran comerciante que le trajo al pueblo progreso.
En ese tiempo, Pedro Ocanto, ya pudo dar empleo a los jóvenes del
pueblo como a Carlos Rojas “La Coca” quien repartía los pedidos
en bicicleta que tenía el abasto, allí también se inició como
comerciante Alí de la Cruz Rivas”. Y en recuerdo de sus aportes a
la sociedad timotense de aquella época, luego de cumplir casi
treinta años como comerciante, predicando con su ejemplo de
laboriosidad, disciplina y honestidad, sacando su familia adelante,
podemos plasmar un pequeño aporte en los siguientes términos:
revisando comentarios y esculcando las vivencias mas puras de mi
infancia timotense, les cuento que viviamos muy cerca, apenas dos
cuadras separaban al Abasto Los Timotíes y la Casona de Los
Espinoza. Mi madre, siempre emprendedora nos mandaba a comprar
algunos requerimientos o víveres para preparar sus granjerías o el
alimento diario. No recuerdo el primer negocio, pero si desde los
años 1970 cuando muy niño aún, acudía a hacer los mandados. Había
de todo y para todos, era el primer abasto al estilo de las ciudades
modernas, con carritos de metal para cargar los “corotos”, con
estantería que contenía los productos que el cliente tomaba sin
problemas, al fondo las grandes neveras donde se mostraba, en
artístico decorado de Alí Rivas, las diversas carnes y charcutería
para los clientes. A medio local, y justo a mano derecha, siempre
llamó mi atención una bicicleta negra, número 28, grande de
reparto, donde podiamos leer sus letras blancas: Abasto Los Timotes,
dirección y teléfono. Esta bicicleta tenía como misión, bajo la
conducción de Carlos “La Coca” Rojas inicialmente, Alí de La
Cruz Rivas, y el popular Oso después, llevar a domicilio los
nutridos mercados de viveres y demás, siempre ordenados en cajas de
huevos, a las casas de los diversos clientes del Timotes de entonces.
Inolvidable, los caramelos de miel que recibiamos como “Ñapa”
luego de cancelar y recibir la bolsa de “corotos”. Y para el día
de Las Madres, allí se exhibían con artístico orden y envoltura,
los diversos regalos en loza o vidrio que el cliente deseara para
obsequiar a su progenitora. Nunca percibimos lo del reparto de tragos
a clientes, porque cada vez que podiamos, buscabamos con la alegría
del granuja, la nevera repleta de los helados efe para correr alegres
a saborearlo luego de pagar su costo a Don Pedro o a sus cajeros de
turno. Ya más tarde, destaco el respeto y su carácer amable por los
clientes y por ofrecer servicios de calidad, cuando adolescente
acompañaba a Manolo Martínez, el español, quien encargaba y
compraba de las mejores piezas de carnes para ofrecerlas en los
diversos platos de su restaurante “El Mesón del Rio” de Agua
Blanca, donde ejercí mi primer empleo como mesonero. Creo que este
negocio se convirtió en el mas grande, variado y concurrido de
Timotes, porque Don Marcial Rivas y Don “Chono” Ramírez, en la
entrada a Timotes, por el Norte, pués tenían su propia clientela
que acudía de los diversos campos y vecindarios, y sus ventas al por
mayor no tenían rivalidad ni competencia por los precios. Incluso es
inolvidable, que justo al frente del Abasto Los Timotíes, en
aquellos años setenta, instalaron otro supermecado, llamado
supermercado “Chuma” que a pesar de los esfuerzos no pudo
competir con el de Pedro Ocanto, que siempre lució próspero y
concurrido. Alba Ocanto, finalmente nostálgica nos dice: “Siguió
trabajando con el abasto hasta que falleció (tempranamente) un 12 de
junio de 1975, cuando apenas contaba con 47 años.” Finalizamos
tributando: honor y gloria a Pedro Agustín Ocanto y a todos quienes
hicieron del Abasto Los Timotíes, un espacio comercial histórico
para nuestras evocaciones.
ESQUINAS DE TIMOTES Y LA ANECDOTA
DE “PENDEJO NIÑO”
En
esta genuina conversación, surgieron otras informaciones sobre las
esquinas de Timotes y cómo le llamaban los paisanos de la época,
igualmente la famosa Anécdota de “Pendejo Niño”, por lo cual es
interesante plasmar algunas de las cosas comentadas y otras de mi
propia investigación histórica. Comienza José Filadelfo
Araujo, señalando: “A proposito, Regal Ocanto o Ramon Ramirez,
cuando se hizo un recuento de las calles del Pueblo, la calle era de
Pedro Ocanto a Pendejo Nino. Je. Saben por qué?” Responde Regal
Ocanto: “Ja ja ja, una anécdota muy graciosa Fila, de la niña
Mélida (Briceño), la hermana de la niña Egilda o Gilda”, es
decir, la reputada Señorita Enilda, quien fue una muy estricta
Maestra de Escuela particular que educó generaciones de Timotenses,
a punta de disciplina, palmetazos y pedagogía. Atento “Ramón
“Curita” Ramírez, agrega sonriente: “La historia de Pendejo
Niño, o mejor dicho ésta frase, se le atribuye a la Señorita
Enilda Briceño, quien era maestra en un aula que funcionaba en la
casa del señor Manuel Volcanes, esposo de Oliva Villamizar y padres
de José Omar Volcanes, al lado de la Pensión “Brisas de Timotes”,
de la señora FRANCISCA. Resulta que alguien obsequió un niño Jesús
para el pesebre que se hacía en la Plaza Páez, (hoy Plaza Miranda),
y como ese niño, era TAN GRANDE, cuando la Señorita Enilda lo vió,
exclamó con aquella ronca y sonora voz: "PENDEJO NIÑO",
de allí en adelante se le conoció como PENDEJO NIÑO.” Sigue Elio
Franco con su comentario: “Ramon Ramirez, hola Ramon, mis respetos
y admiracion a tu privilegiada memoria pero ahí te corrijo la dueña
de esa frase fue la hermana de la Señorita Enilda, Melida (porque)
ella era mas extrovertida.” Regal Ocanto, azaroso publica su
comentario, diciéndo: “Efectivamente, primo, quien dijo esa frase
de !pendejo niño! fue la señorita Melida, y ese niño grandote
estaba en la Pensión “Brisas de Timotes”, porque una vez
fallecidas las hermanas de la señora Francisca, ella se trajo el
niño grandote que estaba en el pesebre de Los Jardines, allá en
Pueblo Rosado y lo siguió manteniéndo en su pesebre. La señorita
Enilda o Nilda, tenía una voz muy fuerte y gruesa y la llamaban "El
Latigo Negro" porque siempre se ponía un romantón de ese color
y, en alusion a alguna película mejicana, los jodedores (que en
Timotes abundan) la bautizaron asi. Y comentario para Fila (o
Filadelfo Araujo), el recuento de las calles, cuando decian de Pedro
Ocanto a Pendejo Niño era, precisamente, del negocio de Pedro
(Ocanto) a la esquina donde vivía la señorita Melida y su hermana;
asi mismo estaban las esquinas de Chemiguel a Trincabolas, o sea,
donde esta la panaderia Los Frailejones”. José Filadelfo Araujo,
vuelve a participar escribiéndo: “que memoria prodigiosa, La Srta
Enilda, mi Maestra en la Escuela de Plaza Miranda,a ella se le debe,
lo de Pendejo Niño.... Sería bueno recordar las calles... Otra creo
que era de Pepe Marquina a el Negro Abraham”. Jesús Oraides
Franco, muy atento, señala lo siguiente: “Por estas anécdotas, me
parece bastante agradable y curiosa la posibilidad de retomar esa
manera de identificar las esquinas de nuestro pueblo para hacerlo más
atractivo. Por ejemplo, el negocio de mi familia está ubicado entre
la esquina de Pedrocanto (esa era la expresión) y la esquina del
correo, porque es lo más inmediato en el tiempo que recuerdo.” Y
termina reforzándo, con las siguientes frases: “En conversa con mi
mamá (Rosita Santiago), ella me comenta que quizá esto surgió a
partir de la venta de un periódico, salido de las entrañas
timotenses, si ella no se equivoca, llamado El Vespertino, del que
recuerda que estaban dentro de la directiva, Ramón Diaz, entre
otros. Me habla de la esquina de ¨Pepe "Faja" al Negro
Abraham como lo menciona Filadelfo más arriba. Asi mismo, de La
Esquina de Estudiante a Carcajada”. Vuelve la palabra acertada de
Ramón “Curita” Ramírez, explicando: “Si mi memoria no me
falla, la esquina más próxima del negocio de ustedes (en clara
referencia al cafetín Variedades Timotes de Jesús Franco) era lo
que muchos llamamos "El Palomar de Nieto", por cierto, que
viendo la fotografía que usted tuvo a bien ilustrar ya para la época
en que se tomó la foto esa casa existía. De las esquinas poco
conozco, salí de Timotes en el año 1966”. Pero José Filadelfo
Araujo, si recuerda cosas y agrega: “Que tal la esquina de
Victorino a Maria Cándida. Otra de Yuyo a Juan Osuna hacia la
Guacaipuro”. Mientras Regal Ocanto, escribe: “Ramon, a esa casa
despues la bautizaron como "el palomar de las Pereira", en
alusion a las maestras Perez (hermanas de Rito) que llegaron a vivir
alli. Antes era por el profesor Estromiro Nieto que tambien llego a
vivir en el palomar. Saludos”. Sin duda que muy prodigiosos,
variados e ilustrativos los comentarios de mis paisanos, a lo que
podemos agregar que la anécdota de Pendejo Niño, sobrevivió al
paso del tiempo, y llegó a nosotros en los siguientes términos,
porque si bien es verdad lo que expresan nuestros paisanos, ninguno
se atrevió a mencionar la causa que originó tan acertado
sobrenombre. De la historia popular recogimos lo siguiente que es
parte de la información de mi libro inédito “Desde mi Casa a la
Plaza y otros Relatos de Timotes” y dice: “Estaban
cumpliendo con el ritual de la Paradura del Niño Jesús en Casa de
Doña Cualquiera y el Padrino Mayor era el popular Pepe, quien
siempre se la pasaba jugando bromas a la gente. Al Momento de
inclinarse a Adorar la Señorita Emilba, reconocida por su carácter
y rectitud, el consabido se bajó el cierre del pantalón y se sacó
su miembro, exponiéndolo libremente a la vista de la señorita,
quien con su vestimenta impedía que alguien más se percatara del
atrevimiento, mientras los versos iban y venían con solemnidad.
Haciendo un gesto de sorpresa, la señorita Emilba se acomodó sus
lentejuelos, adoró con devoción al Santo Niño y alcanzó a
exclamar persignándose, con asombro y voz muy ronca: Pendejo Niño!”.
En
el mismo libro inédito, por su gran significación para nuestra
historia pasada, tenemos lo referente a las esquinas de Timotes, y
los presentamos de la siguiente manera: “El
Timotes Popular y folclórico, lo encontramos en cuatro números del
Periódico “El Sabatino” (Números 6, 7, 8 y 9), el cual circuló
bajo la responsabilidad de José María Heredia, allá por la década
de 1.970. Esta popularidad y folclorismo local, causaba alegría y
motivos para conversaciones entre paisanos. En las páginas del
periódico ... están los nombres de las Esquinas populares de
Timotes, algunos referidos en esta conversación entre Timoteros,
casi que emulando algunas de las esquinas más famosas y populares de
la historia de Caracas, nuestro pueblo también tiene sus esquinas
que hacían referencia a algún personaje popular de aquella época.
Así las Esquinas, las anécdotas y la Popularidad Timotense son
parte de nuestra bella y sentida historia popular, la cual ofrecemos
para todos, extraídas directamente de las páginas del periódico
“El Sabatino”. Veamos: ESQUINAS
POPULARES DE TIMOTES De
Mandoca a Pendejo Niño. De Pendejo Niño a Cabezón. De Cabezón a
Trinca Bolas. De Trinca Bolas a Cheminga. De Cheminga a Lapa. De Lapa
a Torito. De Torito a Pirulato. De Pirulato a Nacho Barriga. De Nacho
Barriga a Mercado. De Mercado a Crujudas. De Crujudas a Pichón de
Cura. De Pichón de Cura a San Fernando. De San Fernando a Morocota.
De Morocota a Cabezón. (El Sabatino, N° 8, Timotes, 4 de abril de
1.970, Pág. 3) ESQUINAS
POPULARES DE TIMOTES
De
Trinca Bolas a Carcajada. De Carcajada a Estudiante. De Estudiante a
Trapichito. De Trapichito a Latonero. De Latonero a Viscaya. De
Viscaya a Tornillo. De Tornillo a Chonito. De Chonito a Miralejos. De
Miralejos a 7 Milpas. De 7 Milpas a Bigotes de Brocha. De Bigotes de
Brocha a Trompa e´Puerco. De Trompa e´Puerco a Astronauta. De
Astronauta a Cabezón. (El Sabatino, N° 8, Timotes, 4 de abril de
1.970, Pág. 7)
Timotes
(La Gaviota), enero de 2019. Original:
Jesús María “Chuma” Espinoza Marín
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