CRONICARIO
CULTURAL TIMOTENSE
“EL
VIEJAZO DE TIMOTES”
Por: Jesús
María “Chuma” Espinoza Marín
EL VIEJAZO
José
Gregorio Ramírez Barrios era el verdadero nombre de este legendario
personaje conocido en nuestro terruño como El Viejazo. Había nacido
un 10 de marzo del año 1860, en una casa de tejas situada al pie
del pueblo de Chachopo. Era hijo del señor José Valentín Ramírez
y de la señora Severiana Barrios, quienes a muy temprana edad lo
bautizaron en las festividades de Santa Bárbara, siendo apadrinado
por Don Inocente Carrillo, bisabuelo de Don Emilio Carrillo, hijo
destacado de Chachopo.
Justo
cuando José Gregorio tenía 12 años, se vino con su padre a la
finca de Mirandita, donde se formó en las tareas agrícolas
campesinas. Acostumbraba salir al pueblo para reunirse con amigos y
tomarse unos cuantos tragos de miche “sanjonero”. En ese
deambular propio de la juventud de la época aprendió diversas
situaciones. Desde muy joven fue reclutado en varias ocasiones para
integrar la tropa de generales que buscaban controlar el poder, así
peleó en distintos combates y se formó entre armas. Contaba Don
Rafael María Jerez, que “por estar de callejero fue reclutado para
formar filas en el ejército con el cual los Araujo de El Salado
(Bisabuelos de Jesús Vielma) le hicieron frente y derrotaron a la
invasión dirigida por Don Blas “El Chato” que asomó por Las
Porqueras venido desde Jajó”. Se cuenta que El Viejazo quedó
con vida, regresando a casa de sus padres en Chachopo. Pero las
tentaciones lo llevaron nuevamente a las calles del pueblo, cosa que
cuando pasó la Invasión de los Sesenta, agosto de 1899, encabezada
por el General Cipriano Castro, fue reclutado y alistado como
soldado. Cuenta la tradición oral que participó en diversos
enfrentamientos, permaneciendo en Caracas mas de una década. A su
regreso a Chachopo casó con una Yaracuyana de nombre Encarnación
Saavedra, con quien procreó dos hijos que murieron a temprana edad.
Agarró fundamento y se formó en el trabajo del campo.
En 1925
se vino a Timotes. Ya estaba viudo, huérfano, cansado y muy pobre.
Por lo cual empieza a trabajar en El Garabato, en tierras de Don
Alfredo Rivas, mas tarde se va a La Lajita con los Quintero y
finalmente trabajó con Don Pedro Samuel Carrillo. Así van pasando
los años para convertirse en el célebre Viejazo, considerado
durante muchos años como una reliquia de Timotes. Cuando ya no pudo
trabajar, comenzó a deambular por las calles del pueblo en
solicitud de comida para sobrevivir. Allí comienza la leyenda de
El Viejazo, porque también pedía para un trago de aguardiente y
dedicarse e entretener a sus paisanos narrando las diversas
vivencias de la guerra. Hablaba hasta mas no poder con
un elocuente discurso que dejaba admirados a sus oyentes. Además,
enseñaba las cicatrices como testimonios de la guerra. La gente del
pueblo lo escuchaba con respeto y admiración. Gozaba de muy buena
memoria y lucidez, por lo cual cuando resultó vilmente asesinado
estaba en pleno goce de sus facultades mentales. Dicen que tenía mas
de cien años. Por eso el famoso sobrenombre.
Del
Viejazo nos quedaron unas cuantas historias y sus pronósticos nada
halagadores, pues decía convencido: “que con un aguacero bien
fuerte, se podía venir medio cerro del Chamarú sobre la quebrada Ño
Ana”, lo cual afectaría a nuestro querido Timotes. ( En Base a
informaciones escritas por Don Rafael María Jeréz Espinoza. Marzo
de 1970)
EL
GENERAL CASTRO Y EL VIEJAZO
El
General Cipriano Castro venía de vencer -06 de agosto de 1.899-
a las fuerzas leales al Gobierno del Presidente Ignacio Andrade, en
el cerrado combate de Tovar, donde por cierto figura entre los jefes
derrotados otro coterráneo llamado General Emilio Rivas.
Mérida
lo recibió el 09 de agosto DE 1.899 y lo vio partir dos días
después. A su paso por Tabay es recordada la acción saqueadora
contra la Pulpería de los Hermanos Zerpa, quienes se vieron
obligados a suministrar en calidad de “préstamo” unas cuantas
provisiones que incluían: mulas de carga, caballos de montar, burros
aperados, reses, marranos, morocotas, prendas finas, mercancía,
alpargatas, pólvora, revólveres, plomo, peinillas finas, comida
suficiente, papelón, brandy XXX y ron progreso para pasar el páramo,
además de otros objetos de valor tomados del peculio de la iglesia.
Mucuchíes lo acoge el 11 de agosto. Pasa por Timotes un 14 de agosto
de 1.899, arrasando con todo lo que encontraba, suficientes razones
para que agarrara fuerza la célebre frase: “Vienen los Andinos”.
En este Valle de Los Timotes ordena reclutar todos los hombres
útiles para la guerra y se aprovisiona de más elementos. Pasó
largo rato saboreando café en la antigua Casa de caballeriza que
después fue de Don Florencio Uzcátegui. Dicen las crónicas que
muchos “ricos” de la época, días u horas antes habían
enterrado o escondido unas cuantas armas, morocotas y objetos de
valor, por temor a perderlas ante el saqueo de la tropa. Mientras
muchos hombres del pueblo aguardaban en lo alto del cerro El Otro
Lado o en el de Chicuá, bajaron ya entrada la noche cuando se
aseguraron que la Invasión de Los Sesenta había trastumbado hacia
Trujillo.
Entre
los reclutados y voluntarios Timotenses, unidos a esta Causa conocida
como La Revolución Restauradora Nacional, figuraron: Mercedes
Paredes, José Natividad Paredes, Pedro José Peña, Ricardo Araujo,
Juan Rivas La Cruz y José Gregorio Ramírez Barrios, mejor
conocido en la historia local como El Viejazo, quienes avanzaron
hasta Mesa de Esnujaque, La Mocotí, La Puerta, Mendoza, Valera,
Carora, combatiendo con gallardía en las escaramuzas y
enfrentamientos bélicos de Parapara (Estado Lara), Nirgua (Yaracuy)
y Tocuyito (Carabobo), incluso entrando triunfantes a la Ciudad
Capital el 20 de octubre de 1.899.
Al
triunfo de la Revolución Castrista, muchos andinos regresaron, unos
murieron en combate y otros tantos como Juan Rivas La Cruz y El
Viejazo, acompañaron a Gómez, en la misión de la Toma de El
Zamuro, en Ciudad Bolívar, donde se destacaron por su arrojo y
valentía. En esta campaña salió gravemente herido nuestro
personaje, aunque logró sanar. Posteriormente, estos dos valerosos
soldados Timotenses regresaron a Caracas, allí pasaron largo tiempo
cada quien por su lado, dicen que Juan Rivas La Cruz,
decepcionado emprendió el camino hacia Los Andes, caminando durante
largos días, siguiendo las huellas del legendario correo, hasta
llegar al pueblo de Los Timotes. Dicen que este personaje fue
nombrado agente de policía y “era el único agente que había en
Timotes”. Al decir de Don Ramón Peña en su libro Conceptual,
también “recibió el cargo de farolero y se le veía todas las
tardes con una escalera al hombro, calle arriba y calle abajo, con un
pote de agua y un tarro de carburo, encendiendo los cocuyos, que
duraban hasta las nueve de la noche”. Del Viejazo no sabemos cómo
regresó, lo que si recuerdan los viejos son las interesantes
historias de esas correrías narradas por el legendario guerrero en
las Pulperías o Botiquines y Cantinas del poblado. Incluso cuentan
que con un patriotismo indescriptible levantaba la bota del pantalón
para mostrar las cicatrices de los plomazos que afectaron una de sus
piernas, estillada según sus palabras a punta de plomo en las
guerras del General Castro. También se hizo inolvidable la frase:
“Llegó El Viejazo, señores”.
Justo
cuando rememoramos el Paso de Castro y sus hombres por Los Andes -
Timotes, 14 de agosto de 1.899- rendimos tributo a este Personaje
conocido como El Viejazo.
EL
VIEJAZO
En
ocasión del Primer Retorno a Timotes, celebrado en diciembre de
1.967, fue presentado nuestro paisano José Gregorio Ramírez
Barrios, alias El Viejazo, como “el hombre más viejo de
Venezuela”, para entonces el personaje contaba con 107 años. Un
grupo de personas ligadas a la organización del Retorno,
dieron justo trato al personaje que vivía de lo poco que algunas
personas generosas daban para su mantenimiento. El Viejazo fue aseado
y vestido decentemente, representando un atractivo para tantos
paisanos y visitantes de esa época, nada mas que uno de los
sobrevivientes de las guerras de fines del siglo XIX, destacado como
guerrero en la Invasión de los Sesenta o Revolución Restauradora
Nacional, liderada por el General tachirense Cipriano Castro.
(Fuentes:
“Historia Mínima de Timotes,”(1992)
y “Anécdotas y Tradiciones de Timotes”
(2002) de Jesús María “Chuma” Espinoza Marín, Historiador y
Cronista Popular. Correo: mucutatan@gmail.com)
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