miércoles, 13 de agosto de 2014

EL VIEJAZO DE TIMOTES


 
CRONICARIO CULTURAL TIMOTENSE
EL VIEJAZO DE TIMOTES”
Por: Jesús María “Chuma” Espinoza Marín



EL VIEJAZO
José Gregorio Ramírez Barrios era el verdadero nombre de este legendario personaje conocido en nuestro terruño como El Viejazo. Había nacido un 10 de marzo del año 1860, en una casa de tejas situada al pie del pueblo de Chachopo. Era hijo del señor José Valentín Ramírez y de la señora Severiana Barrios, quienes a muy temprana edad lo bautizaron en las festividades de Santa Bárbara, siendo apadrinado por Don Inocente Carrillo, bisabuelo de Don Emilio Carrillo, hijo destacado de Chachopo.
Justo cuando José Gregorio tenía 12 años, se vino con su padre a la finca de Mirandita, donde se formó en las tareas agrícolas campesinas. Acostumbraba salir al pueblo para reunirse con amigos y tomarse unos cuantos tragos de miche “sanjonero”. En ese deambular propio de la juventud de la época aprendió diversas situaciones. Desde muy joven fue reclutado en varias ocasiones para integrar la tropa de generales que buscaban controlar el poder, así peleó en distintos combates y se formó entre armas. Contaba Don Rafael María Jerez, que “por estar de callejero fue reclutado para formar filas en el ejército con el cual los Araujo de El Salado (Bisabuelos de Jesús Vielma) le hicieron frente y derrotaron a la invasión dirigida por Don Blas “El Chato” que asomó por Las Porqueras venido desde Jajó”. Se cuenta que El Viejazo quedó con vida, regresando a casa de sus padres en Chachopo. Pero las tentaciones lo llevaron nuevamente a las calles del pueblo, cosa que cuando pasó la Invasión de los Sesenta, agosto de 1899, encabezada por el General Cipriano Castro, fue reclutado y alistado como soldado. Cuenta la tradición oral que participó en diversos enfrentamientos, permaneciendo en Caracas mas de una década. A su regreso a Chachopo casó con una Yaracuyana de nombre Encarnación Saavedra, con quien procreó dos hijos que murieron a temprana edad. Agarró fundamento y se formó en el trabajo del campo.
En 1925 se vino a Timotes. Ya estaba viudo, huérfano, cansado y muy pobre. Por lo cual empieza a trabajar en El Garabato, en tierras de Don Alfredo Rivas, mas tarde se va a La Lajita con los Quintero y finalmente trabajó con Don Pedro Samuel Carrillo. Así van pasando los años para convertirse en el célebre Viejazo, considerado durante muchos años como una reliquia de Timotes. Cuando ya no pudo trabajar, comenzó a deambular por las calles del pueblo en solicitud de comida para sobrevivir. Allí comienza la leyenda de El Viejazo, porque también pedía para un trago de aguardiente y dedicarse e entretener a sus paisanos narrando las diversas vivencias de la guerra. Hablaba hasta mas no poder con un elocuente discurso que dejaba admirados a sus oyentes. Además, enseñaba las cicatrices como testimonios de la guerra. La gente del pueblo lo escuchaba con respeto y admiración. Gozaba de muy buena memoria y lucidez, por lo cual cuando resultó vilmente asesinado estaba en pleno goce de sus facultades mentales. Dicen que tenía mas de cien años. Por eso el famoso sobrenombre.
Del Viejazo nos quedaron unas cuantas historias y sus pronósticos nada halagadores, pues decía convencido: “que con un aguacero bien fuerte, se podía venir medio cerro del Chamarú sobre la quebrada Ño Ana”, lo cual afectaría a nuestro querido Timotes. ( En Base a informaciones escritas por Don Rafael María Jeréz Espinoza. Marzo de 1970)

EL GENERAL CASTRO Y EL VIEJAZO
El General Cipriano Castro venía de vencer -06 de agosto de 1.899- a las fuerzas leales al Gobierno del Presidente Ignacio Andrade, en el cerrado combate de Tovar, donde por cierto figura entre los jefes derrotados otro coterráneo llamado General Emilio Rivas.
Mérida lo recibió el 09 de agosto DE 1.899 y lo vio partir dos días después. A su paso por Tabay es recordada la acción saqueadora contra la Pulpería de los Hermanos Zerpa, quienes se vieron obligados a suministrar en calidad de “préstamo” unas cuantas provisiones que incluían: mulas de carga, caballos de montar, burros aperados, reses, marranos, morocotas, prendas finas, mercancía, alpargatas, pólvora, revólveres, plomo, peinillas finas, comida suficiente, papelón, brandy XXX y ron progreso para pasar el páramo, además de otros objetos de valor tomados del peculio de la iglesia. Mucuchíes lo acoge el 11 de agosto. Pasa por Timotes un 14 de agosto de 1.899, arrasando con todo lo que encontraba, suficientes razones para que agarrara fuerza la célebre frase: “Vienen los Andinos”. En este Valle de Los Timotes ordena reclutar todos los hombres útiles para la guerra y se aprovisiona de más elementos. Pasó largo rato saboreando café en la antigua Casa de caballeriza que después fue de Don Florencio Uzcátegui. Dicen las crónicas que muchos “ricos” de la época, días u horas antes habían enterrado o escondido unas cuantas armas, morocotas y objetos de valor, por temor a perderlas ante el saqueo de la tropa. Mientras muchos hombres del pueblo aguardaban en lo alto del cerro El Otro Lado o en el de Chicuá, bajaron ya entrada la noche cuando se aseguraron que la Invasión de Los Sesenta había trastumbado hacia Trujillo.
Entre los reclutados y voluntarios Timotenses, unidos a esta Causa conocida como La Revolución Restauradora Nacional, figuraron: Mercedes Paredes, José Natividad Paredes, Pedro José Peña, Ricardo Araujo, Juan Rivas La Cruz y José Gregorio Ramírez Barrios, mejor conocido en la historia local como El Viejazo, quienes avanzaron hasta Mesa de Esnujaque, La Mocotí, La Puerta, Mendoza, Valera, Carora, combatiendo con gallardía en las escaramuzas y enfrentamientos bélicos de Parapara (Estado Lara), Nirgua (Yaracuy) y Tocuyito (Carabobo), incluso entrando triunfantes a la Ciudad Capital el 20 de octubre de 1.899.
Al triunfo de la Revolución Castrista, muchos andinos regresaron, unos murieron en combate y otros tantos como Juan Rivas La Cruz y El Viejazo, acompañaron a Gómez, en la misión de la Toma de El Zamuro, en Ciudad Bolívar, donde se destacaron por su arrojo y valentía. En esta campaña salió gravemente herido nuestro personaje, aunque logró sanar. Posteriormente, estos dos valerosos soldados Timotenses regresaron a Caracas, allí pasaron largo tiempo cada quien por su lado, dicen que Juan Rivas La Cruz, decepcionado emprendió el camino hacia Los Andes, caminando durante largos días, siguiendo las huellas del legendario correo, hasta llegar al pueblo de Los Timotes. Dicen que este personaje fue nombrado agente de policía y “era el único agente que había en Timotes”. Al decir de Don Ramón Peña en su libro Conceptual, también “recibió el cargo de farolero y se le veía todas las tardes con una escalera al hombro, calle arriba y calle abajo, con un pote de agua y un tarro de carburo, encendiendo los cocuyos, que duraban hasta las nueve de la noche”. Del Viejazo no sabemos cómo regresó, lo que si recuerdan los viejos son las interesantes historias de esas correrías narradas por el legendario guerrero en las Pulperías o Botiquines y Cantinas del poblado. Incluso cuentan que con un patriotismo indescriptible levantaba la bota del pantalón para mostrar las cicatrices de los plomazos que afectaron una de sus piernas, estillada según sus palabras a punta de plomo en las guerras del General Castro. También se hizo inolvidable la frase: “Llegó El Viejazo, señores”.
Justo cuando rememoramos el Paso de Castro y sus hombres por Los Andes - Timotes, 14 de agosto de 1.899- rendimos tributo a este Personaje conocido como El Viejazo.
EL VIEJAZO
En ocasión del Primer Retorno a Timotes, celebrado en diciembre de 1.967, fue presentado nuestro paisano José Gregorio Ramírez Barrios, alias El Viejazo, como “el hombre más viejo de Venezuela”, para entonces el personaje contaba con 107 años. Un grupo de personas ligadas a la organización del Retorno, dieron justo trato al personaje que vivía de lo poco que algunas personas generosas daban para su mantenimiento. El Viejazo fue aseado y vestido decentemente, representando un atractivo para tantos paisanos y visitantes de esa época, nada mas que uno de los sobrevivientes de las guerras de fines del siglo XIX, destacado como guerrero en la Invasión de los Sesenta o Revolución Restauradora Nacional, liderada por el General tachirense Cipriano Castro.
(Fuentes: “Historia Mínima de Timotes,”(1992) y “Anécdotas y Tradiciones de Timotes” (2002) de Jesús María “Chuma” Espinoza Marín, Historiador y Cronista Popular. Correo: mucutatan@gmail.com)

jueves, 17 de julio de 2014

PLAGIO LITERARIO

CRONICARIO CULTURAL TIMOTENSE
PLAGIO LITERARIO
Por: Jesús María “Chuma” Espinoza Marín
  En octubre de 2013, salió a la luz pública, la Obra Titulada: “Chachopo Ayer y Hoy” (287 páginas) de Jesús Aligdo Ramírez, un joven de Chachopo empeñado  en aportar informaciones históricas a la sociedad Chachopense para llenar de alegría a sus paisanos y contribuir a la exaltación cultural de su terruño. Sin duda que es un esfuerzo interesante, por la perseverancia y por la calidad de la presentación del formato bibliográfico, un buen trabajo de los Talleres Gráficos Universitarios de la ULA Mérida, donde se precisa la calidad en la caratula, papel, diagramación y excelentes gráficas. Sin embargo, al abrir las páginas de dicha obra nos decepcionamos porque nos conseguimos, sin restarle méritos, con grandes fallas gramaticales donde la incongruencia y los errores estructurales dejan mucho qué decir. En mi caso particular como Historiador y Cronista Popular de Los Andes, me siento asombrado al precisar que entre las páginas 68 y 73, se produce un vulgar plagio literario de informaciones que me pertenecen por investigaciones realizadas desde 1988, publicadas debidamente como artículos de opinión en periódicos regionales como Diario El Tiempo de Valera y Diario Frontera de Mérida, los cuales reposan en los Archivos correspondientes con los siguientes títulos: “Las Vías de Comunicación Terrestres: Tramo Carretero Timotes-Valera, 1916 – 1925”. (Tesis de Grado) Universidad de Los Andes, Facultad de Humanidades y Educación, 1988, 160 Págs.; “TIMOTES SE UNIO A LA CAUSA”, Artículo de opinión de mi autoría publicado en Diario Frontera de Mérida, de fecha, domingo 19 de Junio de 1988, Página A-8; “TIMOTES SE UNIO A LA CAUSA”, Artículo de Opinión de mi autoría publicado en Diario El Tiempo de Valera, de fecha, domingo 23 de junio de 1991, página 4; “Cronicario Cultural. PASO DE BOLIVAR POR LOS ANDES”, artículo de opinión de mi autoría publicado en Diario El Tiempo de Valera, de fecha, martes 23 de junio de 1992, página 19; y “EL PRIMER AUTOMÓVIL DEN TIMOTES”, artículo de opinión de mi autoría publicado en Diario El Tiempo de Valera, de fecha, domingo 07 de julio de 1991, página 8;  y en los Libros: “Historia Mínima de Timotes”, Primera Edición de mi Autoría, Escuela de comunicadores Populares “Mario Kaplún”, Mérida, 1992, 163 páginas ;  “Campaña Admirable de 1813. Paso de Bolívar por Los Andes”, Varios Autores, Fondo Editorial Municipal, Junio de 2006, 63 páginas;  y “La Campaña Admirable de 1813. El Paso del Libertador Simón Bolívar por Los Andes Venezolanos” titulo de mi autoría, Segunda Edición, junio de 2013, 52 páginas. Es importante informar que Jesús Aligdo, descaradamente toma parte de mis informaciones relacionadas con la Llegada del Primer vehículo a Timotes; y el Paso del Libertador por Los Andes, específicamente por Chachopo y Timotes, y las inserta en su libro como suyas, sin otorgar ningún crédito ni hacer ningún tipo de referencia a mis obras. Incluso falseando la historia de Chachopo, al asignarle sucesos históricos de otras latitudes, registrados en fuentes originales que sucedieron en Timotes y de los cual podemos dar testimonio porque están contenidas en los ejemplares del primer periódico Timotense conocido como “El Pordiosero”, dirigido en otra época por Don Jesús María Espinoza, el cual circuló en su primera edición un 01 de mayo de 1910, prolongándose sus ediciones hasta 1917, y de cuyo patrimonio familiar somos herederos. Esta acción echa por tierra la seriedad de la propuesta editorial y nos recuerda que estamos frente a la piratería e improvisación.
   Esta situación me obligó a escribir esta nota, con la firme intención que se respeten los derechos de autor y se otorguen los créditos correspondientes al investigador, lo contrario es faltarle a la ética y a los principios elementales de las técnicas de investigación que cualquier autor, interesado en publicar, debe conocer hasta la saciedad. Soy de los convencidos que cuando publicamos cualquier información, ya los contenidos no son nuestros porque se convierten en patrimonio de nuestro pueblo, quien los utiliza a su manera y los guarda como un preciado tesoro para enriquecer su cultura y valorar sus raíces. Pero tomar informaciones de otros autores y publicarlas como nuestras representan un delito conocido como plagio literario que nos llena de indignación.
   No es mi estilo ventilar este tipo de situaciones en los medios pero creo que moralmente estoy obligado a hacerlo porque justo estas páginas periodísticas han sido testigos de mis aportes en materia de investigación etnohistórica y mas aún nuestro pueblo lector debe conocer la situación para que este consciente del grave error cometido por este  autor. Ya la obra está en circulación y serán muchos los confundidos con diversas informaciones contenidas en la misma, por lo cual agradezco a los sabios lectores la lectura consciente del error cometido entendiendo que errar es de humanos y corregir es de sabios, y que por mucho que ocultemos situaciones siempre la verdad saldrá a flote. Bienvenida la creatividad y originalidad como esencias de propuestas convincentes, rechazo total a la piratería y falsedad.
Jesús María “Chuma” Espinoza Marin
Historiador y Cronista Popular
Timotes, Julio de 2014






ANALISIS DE LOS TEXTOS PLAGIADOS
El mencionado autor Jesús Aligdo Ramírez, toma descaradamente parte de mis informaciones relacionadas con la Llegada del Primer vehículo a Timotes; y el Paso del Libertador por Los Andes, específicamente por Chachopo y Timotes, y las inserta en su libro como suyas, sin otorgar ningún crédito ni hacer ningún tipo de referencia a mis obras. Veamos la esencia original de mis escritos:
Primer Caso: “EL PRIMER AUTOMOVIL EN TIMOTES
   La célebre Junta “Unión y Progreso” de Timotes, dirigida por el presbítero Buenaventura Vivas, continuaba adelante con los trabajos carreteros, iniciados en 1916 entre Timotes y Valera.
Aquellos valerosos dirigentes cumplieron su cometido y prueba de ello fue que el día 24 de julio de 1923, quedo para la historia local al realizarse la inauguración, solemne y jubilosa, de la primera sección de la Carretera  Timotes, en un tramo de 6 kilómetros aproximados entre Timotes y La Raya (Limite entre Mérida y Trujillo). El mencionado tramo estaba listo: apto para ser transitado por vehículos automotores. Así, sucedió que en emotivo acto protocolar se cristalizo parte de un rompecabezas hoy conocido como Carretera Trasandina, triunfal señal del progreso.
Ese día es trascendental para la historia Timotense, puesto que se celebró espléndidamente la llegada del primer automóvil a esta ciudad. Destaca que aquel primer vehículo fue transportado a hombros, por un grupo de peones desde la ciudad de Valera, ciudadanos que recorrieron lo ancho y largo del viejo Camino Nacional hasta el pie del cerro la Mocotí, Jurisdicción de Trujillo. La heroica peonada, cargando pieza por pieza, bajo las órdenes del Señor Florencio Uzcátegui, llegaron a La Mocotí días antes, victoreando “el progreso del Padre Vivas”. Aclaramos que la distribución del motor, su embalaje en Valera y su respectiva armada en la Casona del Padre Vivas, estuvo a cargo del “inteligente mecánico Sr. Jorge Morales Colmenares”.
Aquel primer vehículo fue propiedad del Padre Vivas, quien en compañía del entonces Jefe Civil del Distrito Coronel Pedro Pablo Febres Cordero, en la noche del 24 de julio de 1923, hicieron su entrada por la calle principal de la población (hoy avenida Bolívar), seguidos de una inmensa cantidad de pueblo que deseaba admirar el vehículo a la par que otro grupo de personas lo miraba con asombro, recelos y muy de lejos. Ese histórico vehículo fue conducido por Teodoro “Castillo” Chaparro Castillo, quien paso a la historia como el primer conductor de Timotes. Ese mismo día se inauguraron las encementadas calles Real y  de La Iglesia (Avenida Bolívar y Miranda), logros importantes de la Junta “Unión y Progreso”. Aquel automóvil era un Ford, color negro y refieren las crónicas periódicas que una vez llegados a la Casa Cural, el Presbítero Monseñor Buenaventura Vivas “obsequió una copa de champagne y fue bautizado aquel “primer Caballo de Gasolina” que oso remontar estas alturas”. (3) Con el tiempo se hicieron frecuentes, los vehículos en la zona, más aun con la apertura de la Gran Carretera Trasandina en 1925.
Concluimos expresando que la llegada del primer vehículo a Timotes significó la misma llegada del progreso para nuestras habitantes. (4)

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(3) “El Automóvil”. En: Argos. Nº 3, Timotes, 1 de diciembre de 1923, Pág. 7.
(4)Véase: ESPINOZA MARIN, Jesús María. Ob. Cit. Págs. 83-85. Nota: esta cita refiere a mi trabajo de Tesis de Grado, véase: ESPINOZA MARIN, Jesús María. Las Vías de Comunicación Terrestres: Tramo Carretero Timotes-Valera, 1916 – 1925. (Tesis de Grado) Universidad de Los Andes, Facultad de Humanidades y Educación, 1988, 160 Págs.
   Estas Informaciones son parte de mi Trabajo de Tesis de Grado mencionado y aparecen en mi Libro: “Historia Mínima de Timotes”, 1992, pág. 83 y 113. De esta fuente que Jesús Aligdo Ramírez  no cita por ningún lado, toma informaciones y escribe lo siguiente:

“…para estos tiempos se conoció el primer automóvil en Chachopo, el día 25 de julio de 1923 (nótese que altera el día original) hizo entrada por la calle principal, hoy día denominada calle Santa Bárbara.
   Siendo su propietario el Párroco Buenaventura Vivas, quien en compañía del jefe Civil del Distrito el coronel Pedro Pablo Febres Cordero rodeados por la población en general, que asombrados observaban de lejos el automóvil, conducido por Teodoro Castillo quien fue el primer conductor de esta región, aquel  automóvil era un farol (nótese que incurre en error porque era un Ford) /pág. 68/ color negro fue bautizado como el “Primer caballo de gasolina” que logró remontar estas alturas, siendo un hecho de vital importancia para la época porque significó la llegada del progreso para nuestros habitantes.
… /pág.69/ ”
   Sin duda, que irrespeta mis investigaciones porque las toma, las manipula y las hace pasar como reales, cuando estas no sucedieron en ese poblado como él las refiere.

Segundo Caso: “HUELLAS DEL HEROE: PASO DE BOLIVAR POR TIMOTES
Al conocerse entre los vecinos de Timotes, la estadía del entonces Brigadier Simón Bolívar y su ejército en la Ciudad de Mérida (Campaña Admirable 1812-1813), nuestros antepasados, valerosamente, se dispusieron a alistarse en las filas republicanas, uniéndose patrióticamente a la Causa Independentista.
Simón Bolívar permaneció en la ciudad de la Cierra Nevada, desde el 23 de mayo hasta el 10 de junio de 1813 y desde allí lanzó un llamado a los merideños, que en el transcurrir del tiempo se traduce en más de quinientos voluntarios: hombres deseosos de servirle a la Causa Republicana. Estos refuerzos espontáneos se sumaron progresivamente. Al paso del libertador por cada pueblo andino, aumentaban las filas del ejército.
El día 10 de junio de 1813, Bolívar y comitiva se alejaron de la Serrana Mérida, marchaban cargados de pertrechos militares, comidas y morocotas donadas por algunos familiares pudientes como contribución a la Causa Independentista. Llenos de satisfacciones y recuerdos continuó la admirable travesía en busca de Trujillo. Montañas arriba y por entre las propias orillas del torrentoso Río Chama, deambularon hasta llegar al sitio de Moconoque  (Mucuchíes), donde se unieron fielmente, a petición del Libertador, el indio Tinjacá y su perro mucuchicero: Nevado.
Las huellas del héroe, quedaron para el recuerdo, en el largo y penoso recorrido del Camino Nacional interandino que saludaba los sitios de Mucuchíes, San Rafael del Páramo, Apartaderos y el Alto Páramo o Collado del Cóndor (hoy Pico El Águila), donde el frió se siente con mayor intensidad. Al paso del ejército Bolivariano, se unían jóvenes, bisoños decididos a luchar por la libertad. Mientras muchos de los habitantes andinos se escondían temerosos, otros acudían con respeto a saludar los atrevidos viajeros “a caballo”.
Desde tempranas horas del día 11 de junio, Bolívar y sus hombres, descendieron desde el Collado del Cóndor, allende el nacimiento del Río Motatán. Luego de un duro transitar, llegaron en horas de la tarde moribunda a la célebre Meseta de los Chachopos, paraje que lo albergó en sus entrañas, ofreciéndole más frío. Cansados del difícil recorrido y deseosos de vencer los azotes del tiempo, los transeúntes se aprestaron a pernoctar en aquel hermoso sitio de los ChachopÍes. Allá al sereno de la noche sobraron las inspiraciones: maduró un pensamiento “tenebroso” que se plasmó días después en el atrevido “Decreto de Guerra a Muerte”, documento fechado en Trujillo el 15 de junio de1813.
A la madrugada siguiente, cuando los primeros rayos solares acariciaban la serranía, Bolívar dio órdenes de continuar el recorrido, y bajo desde Chachopo aguas abajo del Río Motatán, rompiendo al transitar un suave tendido blanquecino de escarcha que el frío paramero se empeña en tejer por las madrugadas. Escuchó el Libertador los cantíos variados del pájaro andino y las bruscas correrías del majestuoso Río. Rato después, cuando el radiante sol dominaba a su antojo, el séquito de guerreros entro al Valle de los Timotes, donde Bolívar avivó los recuerdos de las desaparecidas culturas Timotes y Cuicas. Aquí el espíritu bolivariano se rebozó de fortaleza ante la osadía de los jóvenes lugareños (casi un centenar), quienes ansiosos esperaban el paso de los héroes para acrecentar su ejército y contribuir al triunfo de la libertad americana.
De los registros históricos existentes, pudimos conocer algunos de los nombres de los ciudadanos Timotenses incorporados, en Timotes, al ejército Libertador. Agregamos que otros paisanos se habían trasladado hasta el Cantón de Mucuchíes poniéndose a las órdenes del Comandante José de Jesús Quintero, adelantado por Simón Bolívar para reclutar voluntarios para la guerra. Entre ellos, estuvieron: “Celedonio, Rosario e Ignacio Moreno, Encarnación Díaz, Paz Maldonado, Pascual y Encarnación Maldonado, Domingo Rivas (indio), José Antonio Araujo, Cruz Rivas, Agustín Combita, Santos Rondón, Juan José y Santos Toro, Jerónimo Bustos, Juan José y Juan Andrés Rivas, Santos Romero, Ignacio y Luís Díaz, Benardino Moreno, Natividad Araujo, José Jesús Puentes, Miguel Maldonado, José Jesús Villarreal, Juan Ascensión y Benito Ocanto, José Jesús Montilla, Pedro Cano, Antonio y Pedro Gracia, Jesús y Matías Molina, Reyes, Toribio y Domingo Cano, Salvador y Domingo Combita, Gregorio, Francisco y Tomás Paredes, Damián y Reyes Montilla, Jesús Manuel Moreno, Juan Pablo Rivas,  Miguel Bustos, Apolinario Hoyos, Ignacio Y Domingo Gómez, Ciriaco Volcán, Marcos Prieto, Bernabé Malabares, Joaquín Gutiérrez, Andrés Torres, José Antonio Rodríguez, Juan Antonio y Miguel Moreno, Jacinto Rivas, Cruz Moreno, Pedro Fermín Ramírez, José Juan Araujo, Bartolomé Puente, Blas Moreno, Miguel Andrade y Francisco Ramírez”. (9)
Ellos, hijos de Timotes, entusiastas y voluntarios, se despidieron entre risas y llantos marchando rumbo a los campos de batalla en busca de la libertad. Estos valientes coterráneos combatieron en las históricas batallas de: Niquitao, Los Horcones, Los Taguanes, Cerritos Blancos, Bárbula y otros parajes donde su sangre andina cubrió su suelo patrio, inmortalizando la raza Timotes gracias al empuje belicoso de sus hijos.
Por tal acontecimiento, cada año en los días de junio, conmemoramos un aniversario más del paso del Héroe por estas tierras. Nuestro pueblo permanece atento, implorando oraciones por todos nuestros libertadores, de allí que siempre afirmaremos orgullosos: Timotes se unió a la Causa de la Libertad.

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(9) El Pordiosero, Nº. 17, Timotes, 1ro de mayo de 1912, Pág.6

    Estas Informaciones son parte de mis investigaciones consecutivas de Historia Regional y local, y aparecen en mi Libro: “Historia Mínima de Timotes”, publicado en 1992, pág. 24, 25, 26 y 35. De esta fuente que Jesús Aligdo Ramírez no cita por ningún lado, toma informaciones y escribe lo siguiente:
“La estadía del Libertador Simón Bolívar y su ejército en Mérida “Campaña Admirable “ 1812 – 1875 (Nótese que incurre en error histórico al cambiar el año) nuestros antepasados valerosamente se dispusieron alistarse en las filas republicanas uniéndose patrióticamente a las causas independentistas.  / pág. 71/
Simón Bolívar permaneció en la Ciudad de Sierra Nevada desde el 23 de mayo hasta el 10 de junio de 1815 (nótese nuevo error histórico en las fechas que no se corresponden con la verdad de los sucesos), desde allí lanzó un llamado a los merideños que en el transcurrir del tiempo se traduce en mas de 500 voluntarios “hombres deseosos de servirle a la  causa republicana”.
El paso del Libertador por cada pueblo aumentaba las filas del ejército. Estos hombres entusiastas y voluntarios se despide entre risas y llantos marchando rumbo a los campos de batalla.

Son reclutados;  Celedonio, Rosario e Ignacio Moreno, Asunción Díaz, Paz Maldonado, Pascual y Encarnación Maldonado, Domingo Rivas  / pág. 72/ (indio), José  Araujo, Cruz Rivas, Agustín Combita, Santos Rondón, Juan José, Santos Toro, Jerónimo Bustos,  Juan Andrés Rivas, Santos Romero, Ignacio y Luís Díaz, Seraldino Moreno, Natividad Araujo, José Jesús Puentes, Miguel Maldonado, Juan Asunción, José Jesús Montilla, Antonio y Pedro Gracia. Hijos de Chachopo entusiastas y voluntarios se despidieron entre risas y llantos marchando a los campos de batalla en busca de la libertad.
…  ”   / pág. 73 /

   Indudablemente que de nuevo irrespeta mis investigaciones porque las toma, las manipula y las hace pasar como reales, cuando estas no sucedieron en ese poblado como él las refiere. Incurre en errores en lugar de escribir Encarnación Díaz, dice: Asunción Díaz; a Juan José no le coloca apellido, es Juan Jose Rivas; escribe: Seraldino, en lugar de Benardino Moreno; refiere Juan Asunción en lugar de decir: Juan Ascención Ocanto; y señala que son hijos de Chachopo, cuando la fuente original que es el Periódico EL PORDIOSERO de Timotes, Nº 17, de fecha: 1ro de mayo de 1912, Pág.6, según escrito de mi Bisabuelo Don Jesús María Espinoza Becerra, Archivo Periodístico Patrimonio Familiar de Los Espinoza, nos indica claramente el origen Timotense de estos hombres voluntarios al Ejército del Libertador, incluso nos dice que Cruz Rivas, era el bisabuelo de mi bisabuelo.
   Finalmente, rechazamos este tipo de situación que lesiona mis derechos de autor e irrespeta nuestra historia regional. Quienes escribimos, investigamos y creamos, debemos ser muy originales y con sentido de la ética, tal vez si Jesús Aligdo Ramírez, refiere mis Textos o libros publicados, el parafraseo es vàlido pero ni siquiera tuvo la delicadeza de citar fuentes bibliográficas. Cosas Veredes Sancho! No a la piratería, no al plagio literario. Y para cerrar esta situación algunas gráficas para reforzar.

1.- Artículos de Prensa Publicados

  

  


2.- Mi Libro: “Historia Mínima de Timotes”, 1992.

   

  




3.- Mis Otros Libros sobre La Campaña Admirable, ya referidos.
  

 



4.- Fuente Original: Periódico El Pordiosero, Nº 17, Timotes.
  

    



5.- Libro: Chachopo Ayer y Hoy de Jesús Aligdo Ramirez 

  

  


miércoles, 25 de junio de 2014

24 DE JUNIO:DIA DE SAN JUAN

CRONICARIO CULTURAL TIMOTENSE
24 DE JUNIO: DIA DE SAN JUAN
Por: Jesús María “Chuma” Espinoza Marín

Cada 24 de junio, celebramos el Día de San Juan, en memoria del Profeta que Bautizó a Nuestro Señor Jesucristo, en las aguas del Rio Jordán. Sin duda que en los Estados Andinos, especialmente en nuestros pueblos del Páramo, se mantienen algunas tradiciones interesantes que dan esencia a la idiosincrasia paramera. Nuestra gente se reúne en familia para realizar paseos a los vecindarios o campos cercanos, eligiendo el lecho de alguna quebrada, la cima de la montaña o en los espacios de la casa de campo de familiares o amigos, para cumplir con la elaboración y degustación del típico Curruchete o dulce criollo que se elabora en este día a base de papelón, queso criollo y pan, ingredientes cocidos al fuego durante algunas horas, que dan como resultado una mezcla exquisita que se degusta entre conversaciones y algún trago de miche claro o anisado. La esencia de esta tradición radica en la elaboración del dulce al aire libre, en fogón de leña, y entre cantos tradicionales, ocurrencias y conversaciones familiares. Dicen que no debe comerse tan caliente, ni tomar agua fría después de comerlo, porque produce cólicos y diarrea.
Cada Día de San Juan el ambiente se torna extraordinariamente bello: viento suave del páramo, tardes nubladas, en ocasiones lluvia abundante y mucho frío, escenario perfecto para que afloren los mas hermosos testimonios de la tradición oral, por ejemplo: dicen que en su Día San Juan se quedó dormido, y no supo de celebraciones, que cuando despertó preguntó a San Pedro: “qué día es hoy? A lo que San Pedro respondió lleno de alegría: “hoy es mi día, el suyo ya pasó”. San Juan se molestó sobremanera que comenzó a orinar y orinar y orinar mucho, dicen que por esa razón llueve tanto después del 24 de junio, son las lluvias prodigiosas de aguas sagradas de San Juan, las que generan sendas nevadas en el páramo, las que aumentan las nacientes de aguas generando las crecientes de quebradas y ríos, dicen que las aguas están puras y muchos acostumbran bañarse con el agua fría de los manantiales.
Nuestra gente acostumbra cada 24 de junio: Leer el huevo, ritual que consiste en abrir y colocar el contenido de un huevo en un vaso de cristal con agua, luego de reposar durante algunas horas, una persona “curiosa” o con talento natural para adivinar, implorando oraciones cristianas revelará el futuro de la persona encomendada. Dicen que al leer el huevo, allí se precisan muchos detalles importantes de la vida de la persona, incluso se visualizan situaciones difíciles, inolvidables estos casos: una jovencita enamorada cuya aspiración era contraer matrimonio por la iglesia pero la lectura del huevo reflejaba la imagen de una iglesia desechándose progresivamente, al conocer la predicción salió muy triste porque le alegaron que no se casaría por la iglesia; y el caso de un familiar que pidió que se lo leyeran y sorpresa: apareció en el vaso algunas imágenes con formas inexplicables que reflejaban muerte y qué cosas al tiempo falleció. Igualmente la joven nunca se casó por la iglesia y su noviazgo se torno en fracaso. Todavía en nuestros pueblos se cumple con dicha costumbre. Por cierto la historia nos da cuenta de una extraordinaria Matrona Timotense, a quien llamaban Doña Fortunata, quien cada 24 de junio, recibía en su casa de habitación, ubicada en las cercanías de la Plaza Miranda de Timotes, a mucha gente de la población que pedía desde tempranas horas que le leyeran el huevo. Muchos hombres y mujeres, dejaban su ofrenda monetaria y se despedían contentos y felices o tristes y preocupados, dependiendo de las predicciones. Indudable que Doña Fortunata aumentaba su peculio y afirmaba en voz alta: “San Juan todo lo tiene, San Juan todo lo da y a ti…te dará…” y soltaba en su discurso las cosas buenas o malas que le aguardaban al solicitante.
Finalmente es importante destacar el alto grado de respeto que nuestros campesinos y pueblerinos demuestran cada 24 de junio, muchos cumplen sus rituales de ofrendas a las aguas vivas de quebradas y ríos, en actitud de súplica para que no haya crecientes, otros en agradecimiento por las lluvias para sus sembradíos y buenas cosechas, gratitud a los Dioses Indígenas Arco y Arca, dueños absolutos de los Páramos y sus lagunas quienes se manifiestan a través de los Encantos llevándose personas, desapareciéndolas en los páramos, generando granizadas y nevadas o simplemente cubriendo de neblina esos parajes desolados donde la leyenda y la mitología se hacen realidad en estos días de junio. Gloria y devoción a San Juan Bautista por las extraordinarias vivencias que nos deja en cada Celebración, Admiración a nuestra gente que con sabiduría mantiene su legado!
Jesús María “Chuma” Espinoza Marín
Historiador y Cronista Popular
25 de junio de 2014

sábado, 14 de junio de 2014

CRONICARIO CULTURAL TIMOTENSE: UN MOMOY EN LA PICADORA

CRONICARIO CULTURAL
UN MOMOY EN LA PICADORA
Por: Jesús María “Chuma” Espinoza Marín
La última manifestación de Los Momoyes, en territorio Andino, específicamente en el sitio La Picadora, un poco más arriba de Tuñame, jurisdicción del Municipio Urdaneta del Estado Trujillo, sucedió durante los últimos días del mes de marzo del año 2.011. Esta extraordinaria versión que certifica su aparición, se extendió por todos los confines, causando asombró entre nuestros habitantes, mas aún por la carga de creatividad o inventiva popular de quienes multiplicaron la versión. Ante esta magnífica realidad, en medio de largos días lluviosos, venteados y muy fríos, nos dedicamos a elaborar esta nota que aumentará las ya creadas acerca de la existencia y aparición de nuestros Momoyes Trujillanos.
Cuentan que en medio de la brisa paramera: “caminaban presurosos cinco Momoyes, procedentes del Picacho, donde viven en las cristalinas aguas de la Laguna La Teta. Deambulaban en busca del miche Sanjonero, el cual está muy escaso, quizás porque ya nadie lo elabora y para ellos, es imprescindible para soportar las jornadas parameras. Dicen que un Momoy se distrajo, mientras se detuvo para orinar y meterse una pella de chimó, sus homólogos se alejaron sin dejar rastro y el Momoy se quedó solitario en medio de la neblina. Algún poblador lo divisó y comenzó a seguirlo. El Momoy acosado, se sintió débil y de repente se sintió atrapado. Dicen que quién lo agarró, lo introdujo en una jaula, conducida de inmediato hacia una vivienda, donde algunos comenzaron a detallarlo. Era un hombre de unos cuarenta centímetros de alto, con barba blanca y larga, con un sombrero grande, uñas largas y puntiagudas, pantalón oscuro y dientes ennegrecidos. Sus arrugas impedían detallar si sonreía o estaba asustado. Calzaba unas pequeñas botas y un cinturón que brillaban como el oro. Cuentan que no pronunciaba palabras, solo producía ruidos extraños. Desde el momento de su captura, la lluvia se hizo presente. Todos los confines fueron marcados por las aguas parameras. El ambiente se oscureció, mientras truenos y rayos determinaban el curso de las horas. En el interior de la vivienda, una mujer, dos niños y un hombre, miraban estupefactos su galardón enjaulado. Preguntaban infinidad de cosas pero nadie respondía, mientras la niña asustada se refugiaba entre la figura de su madre.
La noticia del Momoy atrapado en La Picadora, recorrió todo el vecindario y de inmediato muchos vecinos acudieron a comprobar su existencia. Al transcurrir de los días, cuentan que pagaban dinero para verlo, mientras otros comentaban que ya no estaba. Al parecer se hacía visible e invisible. Pasadas las horas, solo la dama pudo calmarlo de sus extraños sonidos. Dicen que ésta le ofreció alimentos y el Momoy accedió, comiéndose cinco kilogramos de queso con arepas de trigo. El Momoy rompiendo todas las reglas existentes, confesó que su edad era de 600 años y que si no lo liberaban rápido, todos sus familiares de la Estirpe milenaria de Los Momoyes, vendrían a buscarlo, y que juntando todas las fuerzas de las aguas, esos territorios que integran Las Mesitas, Niquitao, Tuñame, La Quebrada y Boconó, desaparecerían ante la arremetida de las aguas enfurecidas. Por eso tanta y tanta lluvia en todos los confines.
Finalmente, muchos curiosos llegaron a La Picadora, comprobando que el Momoy había sido trasladado a Las Mesitas de Niquitao para entregárselo al Sacerdote, quien lo condujo hasta una cueva y allí procedió a liberarlo. Sin embargo, quince días después, continúan las lluvias, arrasando con todo, desbordándose las aguas de los ríos y quebradas y sembrando el terror a lo largo y ancho del territorio. Muchos comentan que es la furia de Los Momoyes, quienes siguen presentes entre frases y oraciones”.
A esta versión, sumamos la diversidad de situaciones que nuestra gente agregó para asombro de muchos. También circularon algunas fotografías muy curiosas, según extraídas de las páginas web, se publicaron algunas notas de prensa y se divulgaron informaciones a través de la radio. Lo cierto del caso es que tenemos una clara y reciente manifestación de los Momoyes, los cuales son criaturas diminutas, considerados como los Espíritus del Agua, los cuales aparecen en lagunas, ríos, quebradas y ojos de agua, a lo largo y ancho de la geografía andina. Dicen que habitan esos espacios encantados, justo en las profundidades de las aguas, donde conservan sus tesoros de Oro. Algunos parameros logran verlos pero de repente se hacen invisibles y traviesos. Ríen y cantan sin parar, ofrecen su musicalidad de violines, y hasta se alborotan en medio de la lluvia y se convierten en Cuidanderos del Páramo Andino, al igual que Los Mucujoes de Timotes. Estamos convencidos que Los Momoyes no hablan, porque se comunican por señas y por lo “jalones” que producen. Y cuando esto sucede, muchos se desmayan y cuando vuelven en sí, comprobamos que están méndigos, es decir, “despojados del espíritu” y como idos de la realidad.
Como estudiosos de la mitología indígena, de sus manifestaciones impresionantes, pensamos que los andinos convivimos con Los Momoyes pero que alguien logré atrapar alguno de esos seres, es imposible, porque eso marcaría el final de su historia milenaria y la magia de la mitología andina. Por su naturaleza sobrenatural, es imposible tenerlos a nuestro alcance, simplemente aparecen y desaparecen y si creemos en nuestros Dioses Indígenas Arco y Arca, aprendemos a sentirlos y ofrecemos permanentes ofrendas para calmarlos y para garantizar que cuiden amigables nuestros páramos, sus aguas, sus humedales y el impresionante paisaje andino. El Momoy en La Picadora, seguirá siendo un misterio extraordinario, con sus miles de historias que la tradición oral mantendrá, repletos de mágica belleza, y representando nuestro legado indígena. Y sino crees, pregunta en Boconó a Doña Lourdes Dubuc de Isea, o al Profesor Ovidio Marín, o a nuestros campesinos Andinos, quienes exclamarán convencidos: “Están disueltos en el aire… Viven de pie en el piso de las creencias más arraigadas y antiguas. Son espíritus de las aguas de las lagunas que retratan cielos y soles, nubes y estrellas, mansos líquidos a los cuales protegen con labores contantes. Vienen de lejos, de muy lejos de los tiempos de los Cuicas y aún de antes, de la remota edad inmemorial de los ruidos. Tutelan los cultivos, los bosques, los animales que tienen libertad. De vez en cuando se aparecen a las miradas más puras, para mostrar la magia de su presencia en la cita confinada en la zona de la leyenda en donde se los figura pequeños, ágiles, con largas barbas, tocados con enormes sombreros; a pesar del tamaño tienen huellas gigantes en el curso de la cultura popular… A pesar de su talento bondadoso se tornan irascibles cuando el empeño humano busca llevarles la contraria dañando la paz de la naturaleza, perturbando los espejos de las aguas, dispersando el vuelo de las aves o atajando la carrera de los cuadrúpedos: reaccionan haciendo llover por demás, creando diluvios sobre puntos específicos que abultan los ríos para que salgan de su curso; logrando que las quebradas se vuelvan ebrias y avancen por fuera de sus cauces y que los zanjones revienten los canales que los contienen y echen por los lugares aledaños ampliando el dominio de la furia. Son los Momoyes, los espíritus tutelares del pueblo Trujillano, que en veces asumen, en las manos de los artistas mas limpios, las formas de la piedra o de la madera. Una leyenda que está en la plenitud de lo antiguo; raíz para comprender lo que suscita respeto por las señales de un ayer que no ha sido vencido de un todo y que sirve para afirmar el viento del pasado y entender la silueta de todos los porvenires. Los Momoyes se emplazan en la realidad de las circunstancias. Es una firme creencia en la cual se conmemoran y encuentran con los ancestros Cuicas, con el firme respeto a lo que es herencia”.
(Veáse: Ovidio, Marín. Cuentos de Momoy. Hoy, Mañana y Siempre. 2001; Y Lourdes, Dubuc de Isea. Del Imaginario Popular. Palabra y Memoria Colectiva. 2007)

JESUS MARIA “CHUMA” ESPINOZA MARIN
Timotes, abril de 2011